kubobol / Editorial
deskubre Edicion N.4
KUBO SRL. | deskubre |
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La grave crisis económica mundial que reventó hace algunos meses atrás en todas las latitudes del planeta es factor preocupante entre las familias y la clase trabajadora que, muy a la usanza de los tiempos de guerra, comienza a valorar el poder del ahorro y a practicar una serie de trucos para capear este temporal.
Debemos recordar que entre los principales factores causantes de la crisis están los altos precios de las materias primas, la sobrevalorización del producto, una crisis alimentaria mundial preocupante, una elevada inflación planetaria y la amenaza de una recesión en todo el mundo, así como una crisis crediticia, hipotecaria y de confianza en los mercados.
Las crisis capitalistas no llegan por azar, sino que son cíclicas y son parte del sistema. Los ciudadanos de a pie son los llamados a capear este vendaval de precios y de rumores con actitudes fáciles y sencillas.
No perder la fe. Sólo adquirir productos y servicios extremadamente urgentes, ahorrar y priorizar los gastos diarios. Eliminar de la cuenta familiar los gastos de los dos vehículos, disminuir las cuentas por gastos suntuarios, borrar de un plumazo los gastos innecesarios. Los servicios básicos son también una buena tarea pendiente a la hora de ahorrar: usar focos de luz blanca, apagar los equipos eléctricos y electrónicos si no están en servicio, arreglar la canilla que gotea - su dinero se evapora gota a gota por ahí – y viajar en grupo a la hora de utilizar el vehículo familiar.
Si observamos el panorama con ojos críticos, notaremos que la situación socio – económica, si bien es grave, es también superable. Debemos llevar el mismo ritmo de vida, trabajar con ahínco, gastar en lo de siempre, pero se debe PRIORIZAR y ser tremendamente selectivos en los gastos.
La época de bonanza se ausentó temporalmente de nuestras vidas. El sistema capitalista necesita de estas crisis para soltar el resorte de la época de las vacas gordas. Las grandes corporaciones, las compañías trasnacionales, los gobiernos, las empresas grandes, medianas y pequeñas tienen trazadas sus expectativas económicas en base al ahorro y al fin de los gastos dispendiosos. Los sufridos ciudadanos deben seguir el ejemplo y practicar la AUSTERIDAD. Después de todo, es el sistema y no el hombre el que falla.
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La grave crisis económica mundial que reventó hace algunos meses atrás en todas las latitudes del planeta es factor preocupante entre las familias y la clase trabajadora que, muy a la usanza de los tiempos de guerra, comienza a valorar el poder del ahorro y a practicar una serie de trucos para capear este temporal.
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